A pocos kilómetros de Atlixco se levantó hace poco más de 100 años Metepec. Primero la fábrica que llegaría a ser el centro de la producción de algodón del mundo. A su vera, la companytown - el caserío lo llaman allá- al más puro estilo inglés. Fachadas de piedra y techos a dos aguas. Llegó más tarde la revolución y con ella un campo de béisbol, un teatro, una iglesia y una bellísima escuela a semejanza de la Universidad de Salamanca. Hoy el lugar rezuma agua y diversión: la antigua fábrica es un centro vacacional del IMSS. Pero a pesar de las remodelaciones, aún se respira en las calles tranquilas una historia de obreros y fábricas, de riqueza y de abandono, de renacimiento y superación. Como dice su cronista, Metepec es el pueblo que se negó a morir.